Quién dijo Miedo

“Uno de los datos definitorios de la infancia es el miedo espontáneo e incontrolable. Constituye su tortura específica pero también quizás su secreta delicia. El niño entra en el mundo como en un cuarto oscuro, suponiéndolo enorme y pavoroso. Después poco a poco se van encendiendo luces hasta que puede ver que la habitación es razonablemente pequeña, vulgar y bastante sucia. Si los años le van empujando hacia la lucidez, descubrirá que tenía razón y que las tinieblas no se han disipado”

Fernando Sabater

QUIEN DIJO MIEDO habla sobre los miedos que nos invaden entre los 6 y los 9 años. ¿Hay algo que produzca más miedo a un@ niñ@, que la perspectiva de que sus padres desaparezcan?

Todo girará en torno a ese pánico sin nombre y a los que vienen aparejados: el miedo a la oscuridad, a perderse, a los monstruos, al agua, a los espacios cerrados, miedo a tu propio miedo.

El miedo es el vértigo de la consciencia, la confusión entre lo imaginado y lo real. La cabeza va a mil imágenes por segundo, el sentimiento de culpa pesa como si fuera de mármol, el miedo distorsiona la percepción del tiempo y el espacio. Está en tu cabeza, es una construcción mental, un mecanismo del cerebro y conviene tenerlo bien controlado.

Ese mismo miedo es el que siento a la hora de afrontar un nuevo espectáculo. Hablando sobre esto con un buen amigo, el coreógrafo Jordi Cortes, me dijo: “claro que tenemos miedo, pero lo atravesamos”. Si tienes el valor de atravesar el miedo que producen la vida y la creación, te llevarás algo agarrado al corazón.

Nuestro objetivo es conectar con el mundo de l@s niñ@s, con sus fantasmas no verbalizados, pero vividos cotidianamente como un cataclismo. ¡Quién dijo miedo!

Emilio Goyanes

Sara y Alba son hermanas, uña y carne, agua y aceite. Hoy, con 30 años, recuerdan como fue aquel día en que se enfrentaron a sus mayores miedos.

Celebran el día de su séptimo cumpleaños en su casa en la montaña. Después de la fiesta están agotadas y se quedan dormidas delante de la tele. Cuando se despiertan ya es de noche y sus padres no están en casa. Su abuela murió hace un año y su perra Genista, aunque es una gran compañera, no es capaz de tranquilizarlas.

Emprenden un viaje para buscarles por los “agujeros negros” de la casa: debajo de la cama viven los monstruos, la taza del váter comunica con el mar, el sótano oscuro en plena tormenta es aterrador y el armario de la Abuela, que nadie ha tocado desde que se fue…

Los padres vuelven por fin a casa. Salieron para solucionar una emergencia y solo han estado fuera treinta minutos, que a ellas se les han hecho eternos.

Este viaje de aprendizaje atravesando el miedo, les ha hecho crecer y las ha unido más. El miedo puede ser un gran maestro. El miedo está en tu cabeza… entender esta idea en tu propia piel, es el primer paso para controlarlo.